jueves, 30 de agosto de 2012

Respuesta a mi amigo Tasio.

Pienso que criticar o alabar no es difícil, ambas cosas podemos siempre hacerlas, pues nada ni nadie somos perfectos y nada ni nadie carece de algo por lo que no pueda ser ensalzado.
Dicho lo cual (ya sabes que ir al grano sin previo preámbulo me cuesta un poco) voy a comentarte lo que me ha parecido tu libro, no desde la critica o el alago, sino desde lo que me ha hecho sentir, ver, recordar y vivir.
Conforme iba avanzando se entremezclaban los sentimientos, a veces con alguna lagrimita (mi madre y Celia). Mi madre porque me hiciste retroceder en el tiempo, y también porque recordaba aquella bonita corona que le llevasteis cuando murió y en la que brevemente ponía “Gracias Teresa”. Me detuve y me recreé pensando en el valor de la amistad, esa amistad que siempre ha estado ahí, sin vernos continuamente, pero ahí, firme e inquebrantable.
Celia porque sentí que no pude hacer nada, que ella afrontó con su serenidad y discreción (que siempre he admirado) su problema, y que luego, volvió a los amigos como siempre, sin una queja, sin una palabra de angustia. Y deje que mi sentido común (que a veces florece en mi) me hiciera recapacitar sobre mi hipocondría.
Vi como los años habían pasado casi a la velocidad con la que yo pasaba las hojas de tu libro, y me gustó ver que entre mis manos tenia retazos de una vida que, sin ser la mía, me traía tantos recuerdos y me situaba en escenarios conocidos. Me sentí afortunada por haber llegado hasta aquí y por tener ganas de seguir adelante con las mismas convicciones, con diferentes ilusiones pero existentes, con ganas de arreglar el mundo y conversar sobre él y con la amistad como bandera.
Recordé ese pueblo de mi infancia, con su rio y con la voz de mi tía Rosario diciendo un caluroso día de verano:
- Que baja el rio!!!!
Me reencontré con palabras que hacia años que no usaba ni escuchaba: cunacho, pilón, hornacina, artesa…
Salió al encuentro de mis ojos “la impresionante proa de un enorme barco, tu casa”.
Vi a mi padre en su sillón escuchando “Carrusel De futbol”
Escuché a mi madre diciendo: ¡ojo que se sobra la leche!
Y pude comprobar una vez más, la riqueza de vocabulario que nos dejaron todas aquellas personas sin estudios pero con una gran inteligencia propia o concebida por la vida dura que les tocó vivir. …. Rosa desmayo… Si, miles de calificativos, de sinónimos de antónimos…
Es un libro para publicarlo. Y también es una cualidad que tu tienes y que creo debes seguir cultivando para regocijo de tus futuros lectores.

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