viernes, 24 de agosto de 2012

Dos palabras, cerril y botarate.

Leo un artículo y dos de sus palabras me transportan a mi niñez, botarate y cerril.
Sonrio al recordar la utilización por parte de mi madre y mis tias de estas dos palabras.
Cerril nos lo decían cuando nos negábamos sistemáticamente a algo, y lo hacían en un tono alto pero sin gritar. Arrastraban las erres como queriéndole dar más intensidad a la palabra o quizá queriéndonos decir que éramos doblemente cerriles.
Botarate lo utilizaban en tono despectivo cuando se referían a alguien de fuera de la familia, y en tono risueño cuando la empleaban con nosotros. Pero indicaba que habías hecho algo mal o en su defecto alguna tontería.
Nunca dudé del buen empleo de sus palabras, no solo no dudé sino que a ellas les debo mi mucho o poco vocabulario. Nos corregían cuando algo no lo decíamos bien, y si protestábamos, nos añadían algunos sinónimos para alargar el corrector. Ninguna de ellas tuvo acceso a estudios, pero todas fueron autodidactas y nos dejaron la mejor de las herencias, la buena educación.
Hoy me he entretenido en buscar el significado de las dos palabras en el diccionario de la Real Academia, dice asi:
Cerril: Persona que se obstina en una actitud o parecer, sin admitir trato ni razonamiento.
Botarate: Hombre alborotado y de poco juicio.
Como ya sabía, las empleaban no solo correctamente, sino en el momento oportuno.
Hoy, el viernes 24 de agosto, me ha traido el regalo de dos palabras de mi niñez y un dulce recuerdo. Y además, no me cabe la menor duda de que debido a una acción mía durante el día de hoy, mi madre me hubiera llamado las dos cosas, cerril y botarate.
Va por vosotras!

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